Conductor: Bienvenidos a todos.
Hoy, en este programa, los dos candidatos más rivalizados de toda la historia
argentina debatirán sobre sus proyectos e ideas para la futura presidencia. Se
enfrentarán como nunca lo han hecho, ni ellos, ni ningún otro en este país, ni
en el mundo. Me pregunto, ¿se sacarán los ojos? ¿Expondrán todo su arsenal?
¿Quién será el aspirante ganador? ¿Habrá algún ganador? Lo sabremos en pocos
minutos. Bienvenidos a los dos.
Ricardo: Muchas gracias por el
espacio.
Juan: Yo quiero agradecer el
espacio y la oportunidad
Ricardo: Yo, también, el horario.
Juan: Yo, el catering.
Ricardo: Yo, el remise y los alfarjocitos de maizena del
camino.
Juan: Yo…
Conductor: Bueno, bueno, bueno. Tranquilos
que aún no comenzamos. Pero veo que están con ganas de debatir. Empecemos. Ricardo,
tiene la palabra.
Ricardo: Gracias nuevamente,
antes que nada quiero expresarle a mi contrincante que tengo datos. Que
investigué. Que sé todo. Absolutamente todo. Y que hoy mi función sólo será
decirle a usted, al público presente y a los espectadores en sus casas, toda la
verdad.
Conductor: Qué intriga. ¿Y usted,
Juan? ¿Tiene miedo? Ahora no me conteste, aún no es su turno. Continúe, Ricardo,
por favor.
Juan: ¿Y entonces para qué me
pregunta?
Conductor: Qué animosidad noto en
sus palabras, mi querido Juan.
Juan: No soy “querido”.
Conductor: Juan, espere su
turno...Ricardo…
Juan: Ni mucho menos “suyo”.
Conductor: ¿Va a interrumpir todo
el tiempo?
Juan: No…
Conductor: Bien…Ricardo…
Juan: Sólo cuando sea necesario.
Conductor: ¡Por favor! Ahora sí, Ricardo,
continúe.
Ricardo: Gracias. Cuando Juan fue
candidato para su primera presidencia hizo varias promesas. Una de ellas que
iba a bajar el desempleo en un 50%. Pero sabe qué. No fue así. Lo bajó en un
99,9%. A ver cómo explica eso.
Conductor: Eso sí que es un dato
duro. ¿Qué puede decir sobre eso, Juan?
Juan: Que a veces las cosas nos
exceden. Lo sé. Y que no puede controlarse todo, pero yo quisiera saber, también
tengo mis informantes, cómo le explica al público que gracias al memorandum
presentado por usted, y nada más que por usted, nos han devuelto las Malvinas,
parte de Uruguay y la Antártida. Lo escucho.
Conductor: Sí, Ricardo, lo
escuchamos.
Ricardo: ¿Qué pasa? ¿Acaso
ustedes no tienen errores? Sí, a mí y a mis asesores se nos escapó ese detalle.
Y lo estamos reparando. ¿Y usted? ¿No erradico la pobreza de la Argentina?
¿Alguien le dijo algo por eso?
Juan: Usted no puede decir mucho,
¿o no recuerda que se encargó que terminar con el hambre en absolutamente todos
los hogares del país?
Ricardo: ¡Eso es una vil mentira!
Juan: Tengo los datos. Mire mi
cartulina.
Conductor: ¡Pero qué grafico
impactante! Puede seguirse la curva y ver cómo ha descendido a nivel CE-RO la
hambruna en los hogares más pobres.
Juan: Ex pobres. Y todo gracias a
él. A su vez, si observamos estos otros gráficos, puede notarse en color azul todos
los conflictos bélicos solucionados cuando Ricardo era presidente: La Guerra
Civil Española. El conflicto entre Israel y Palestina. Los enfrentamientos de
Estados Unidos con Alemania, Rusia, Vietnam, Irak, Irán…
Ricardo: ¡Usted estatizó todas
las empresas privadas y encima ahora funcionan mucho mejor que antes!
Juan: ¡Yo! ¡Yooooo! Por favor. Fue
usted el que aniquiló todo el narcotráfico de la región y encima dejó la zona
perfectamente lista para que no entrara nunca más.
Conductor: ¿Eso es cierto, Ricardo?
Ricardo: ¡Él entregó todas las
fábricas a los trabajadores!
Conductor: ¿Eso es cierto, Juan?
Juan: ¡Y él le devolvió las
tierras a los indígenas!
Conductor: Estoy impactado.
Ricardo: Ah, mire. Usted sacó a
todos los chicos de la calle y armó un hogar. En su propia casa.
Conductor: Ahora estoy azorado.
Ricardo: Yo no quiero ser
fatalista, ni expresar un discurso anti-político, pero la gente está harta.
Gracias a este señor hay igualdad, libertad total y absoluta de expresión. Se
terminó completamente con el capitalismo, el patriarcado, la homofobia y, como
si esto fuera poco, se fue al sur a limpiar a los pingüinos empetrolados.
Conductor: ¿Y los limpió?
Ricardo: Uno por uno. Y con sus
propias manos.
Conductor: Quiero preguntarles a
ambos cómo piensan encarar el tema de la trata.
Ricardo: Tarde.
Conductor: ¿Tarde para encararla?
Me imagino, ya está todo copado con…
Ricardo: No, ya está.
Conductor: ¿Y eso quiere decir
que ya no hay más…?
Ricardo: Nada de nada.
Juan: ¡Traidor! Yo jamás contaría
que gracias a usted se terminó por completo la corrupción policial. Y menos
para ganar una elección.
Conductor: ¡Cómo que no hay más
corrupción policial!
Ricardo: Ni política. Pero de esa
se encargó él.
Juan: Esto ya es el colmo. Le voy
a hacer juicio por calumnias, injurias, difamación y extorsión.
Ricardo: ¿Y qué abogado va a
conseguir? Usted ha sido el único graduado con promedio 11. ¿O no lo recuerda?
Juan: ¿Cómo no lo voy a recordar?
Si usted no sólo ha sido profesor mío sino que también fue reconocido como Doctor
emérito en la Universidad de Buenos Aires, Harvard, Yale y en Cambridge.
Ricardo: Las cuatro universidades
que construyó usted.
Juan: Mientras usted trataba la tuberculosis
en todo el continente africano.
Conductor: ¿También es médico?
Juan: Y honorífico. Nadie lo
recuerda. Se recibió en cuatro meses.
Conductor: Esto ya es el colmo.
Ricardo: Dígamelo a mí que tengo
que compartir la fórmula con él.
Juan: Yo no quería, eh.
Conductor: ¿Van juntos?
Ricardo: Sí, los dos.
Conductor: Pero… ¿quién va de Vicepresidente?
Juan: Ninguno.
Conductor: ¡Cómo que ninguno!
Ricardo: Vamos los dos de
Presidentes.
Conductor: ¡Pero eso es
totalmente democrático, es inaudito, cómo lo dejaron pasar!
Juan: Se decidió por voto popular.
Conductor: ¿Esto quiere decir que
pueden ganar los dos?
Ricardo: Es altamente probable. Las
encuestas nos dan arriba con un 101% y
con un margen de error del 0,01 %.
Conductor: ¿Y qué van a hacer?
Juan: Es duro, pero…vamos a tener
que gobernar.
Conductor: ¿Cómo lo hicieron
durante sus respectivos mandatos?
Ricardo: Y multiplicado por dos.
Conductor: Esto es tremendo. La
Argentina está siguiendo un rumbo que…
Juan: Ningún rumbo. La Argentina
ya es primera potencia. Y eso sí que fue culpa de él.
Ricardo: Bueno…no me di cuenta.
Conductor: Esto me apena mucho.
Me avergüenza y me revuelve el estómago. Así que cuenten con mi voto.
Juan: ¡Pero eso ya es voto
cantado!
Conductor: ¡Por favor!, en la elección
nadie lo va a notar.
Ricardo: ¡Qué nadie lo va a
notar! De ninguna manera. Vamos a pedir que la Junta electoral y que todos los
fiscales y presidentes de mesa estén anoticiados de que deben impugnarle o
invalidarle el voto.
Juan: Sabia que no teníamos que
venir acá. Pero vos, como siempre, insististe.
Ricardo: Ah, mirá. Vos siempre lo
sabés todo.
Juan: ¿Acaso no es así?
Ricardo: No, pero podemos
debatirlo.