viernes, 22 de febrero de 2013

El fin del periodismo


Mónica: Dos de la mañana. Nuevamente, tarde.
Augusto: Bueno….yo…...
Mónica: Vos, no. Yo. Yo, siempre la comprensiva. Bah, la tonta, ¿no?
Augusto: No.
Mónica: Augusto, ¿dónde habrías estado?
Augusto: Tranquila, ¿sí?
Mónica: No. Te habría dicho que me dijeras lo que te habría preguntado antes.
Augusto: Habría dicho que te tranquilizaras, ¿ok?
Mónica: Dale. ¿Qué excusa habrías metido ahora?
Augusto: Ninguna, excusa, Mónica. Habría ido a comer con los compañeros de la redacción, luego una cosa habría llevado a la otra y habríamos terminado en un bar. Habría tomado mucho.
Mónica: ¿Vos me habrías tomado el pelo? Habría llamado a la redacción y me habrían dicho que vos te habrías ido hacía mucho. Y solo. Sin ningún compañero.
Augusto: Mónica, nos habríamos encontrado en el restaurante.
Mónica: ¿Pero vos me habrías tratado de ingenua? Augusto, aunque me duela….¿quién habría sido la otra?
Augusto: ¡No habría habido ninguna otra!
Mónica: ¿Por qué? ¿Por qué me habrías hecho todo esto?
Augusto: Mónica, te habría dicho que no habría habido ninguna otra. Amor, por favor. ¿Habrías estado llorando?
Mónica: ¡Claro que habría estado llorando! Tu portafolios, Augusto. Por favor.
Augusto: No, Mónica.
Mónica: ¿Ah, no?
Augusto: Mónica. Por favor.
Mónica: Ahora sí que habría estado enojada. Pero …. ¿Qué habría sido esto?
Augusto: Un cuaderno, Mónica.
Mónica: Sí, claro. ¿Para?
Augusto: Me habría dado un poco de cobardía….
Mónica: Me habrías estado asustando. ¿Qué habría pasado?
Augusto: Bien. Te habría pedido que no te enojaras. ¿Habría podido ser?
Mónica: ….
Augusto: ¿Habría podido ser, Mónica?
Mónica: Bueno….Ahora sí, te habría pedido que desembucharas.
Augusto: Habría comenzado un taller….
Mónica: ¿Un taller?
Augusto: Un taller de narrativa.
Mónica: ¿Y para qué habrías necesitado hacer eso? ¿Acaso no habrías sido periodista? Habríamos, mejor dicho.
Augusto: No habría sido un taller periodístico.
Mónica: ¿Entonces?
Augusto: Habría sido un taller de poesía.
Mónica: ¿Me habrías estado cargando?
Augusto: Claro que no, Mónica.
Mónica: Pero eso habría sido para pelotudos, Augusto.
Augusto: ¿Habrías comenzado con la agresión? ¿Otra vez?
Mónica: Por favor, Augusto, no habrías comenzado a victimizarte que, además, te habría salido muy mal.
Augusto: Nunca me habrías entendido.
Mónica: No, Augusto. No te habrías confundido. Nunca nos habríamos entendido.
Augusto: Lo sé.
Mónica: Y sí, dificultoso.









jueves, 21 de febrero de 2013

Un escaso legado científico


Roberto Geleoni ha sido uno de los científicos más reconocidos de la Argentina. Profesor emérito en grandes universidades del mundo, se ha destacado en campos como la física cuántica, la matemática aplicada, la medicina forense, el periodismo de investigación y la ingeniería biomolecular. De su legado, ha quedado poco. Muchas hipótesis se han barajado respecto de ello. Pero lo cierto es que un gran obstáculo ha acompañado hasta su muerte a nuestro eximio erudito. Su esposa, su gran amor, su consorte incondicional tenía la particularidad de interrumpir a su marido en los momentos más inoportunos. En las clases magistrales de Geleoni, los congresos e, incluso, en las reuniones secretas que mantenía con los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, la Unión Soviética e Israel, la señora se aparecía de un modo repentino con preguntas e intervenciones hacia su marido un tanto descolocadas. No quedaban dudas de que eso dejaba boquiabierto al entorno, pero con el paso del tiempo comenzó a ser tomado de modo natural. Incluso, a soportarse esa voz chillona, aguda y alborotada que solía solapar el susurro suave y delicado del científico. Quizá por ello es que se tornó dificultoso lograr registrar los logros del tan entrañable Geleoni. Para nuestra suerte y, probablemente, para muchos hemos hallado una entrevista realizada poco antes de su fallecimiento. La misma fue grabada por el periodista especializado en crítica científica, Eduardo Passttarricchia y transcripta a un papel por un ignoto desconocedor del tema. La presentamos a continuación.

Passttarricchia: Ante todo le quiero agradecer que me haya abierto las puertas de su casa para realizar esta entrevista que, le confieso, me enorgullece hacer.
Geleoni: Por favor, el gusto es mío y es un honor también tenerlo aquí para poder trasmitirle todo lo que usted necesite.
Passttarricchia: Quería comenzar preguntándole sobre sus inicios. ¿Cuándo es que se le despertó este interés por el conocimiento en general?
Geleoni: Bien….fue hace mucho. Tanto tiempo que ya ni lo recuerdo. Era muy niño y mi madre, una mujer muy cálida y reflexiva, pudo apreciar que desde muy temprano yo tenía ciertos intereses o fascinaciones por algunas temáticas, materias e, incluso, cosas que no eran comunes para mi edad.
Passttarricchia: ¿Recuerda cuáles?
Geleoni: Te hice la lista: lavandina, bolsas, poett, leche en polvo, vainillas, bizcochitos de grasa, yerba, crema para manos, ananá….
Passttarricchia: Sé que se recibió joven de su primera carrera, si mal no recuerdo a los 16 años,  ¿no es así?
Geleoni: …. no, manzana.
Passttarricchia: Me gustaría que me cuente ahora sobre sus hallazgos científicos. ¿Es cierto que inventó un dispositivo renal que puede ser directamente introducido adentro del cuerpo?
Geleoni: ¡No! Lo que le tenés que meter son ladrillos refractarios….
Passttarricchia: ¿Y por qué su inclinación por los enfermos terminales?
Geleoni: …. para que no quemen. ¿Entendés? Si no se caen los riñoncitos al piso y es un enchastre.
Passttarricchia: Usted logró detectar una enzima que ayuda a la regeneración del cabello, ¿no es así?
Geleoni: ¡Te dije que encima no! Y la crema va después.
Passttarricchia: Siempre tuve la siguiente duda.  ¿Qué es exactamente lo que permite tirar el sistema del catéter intravenoso utilizado para los climas calurosos?
Geleoni: ¡Ay! ¡La cadena!
Passttarricchia: Claro, ahora lo entiendo. Es muy interesante. ¿Y logró suspenderse en el aire?
Geleoni: ¡No! ¡Quedó todo flotando en el inodoro!
Passttarricchia: Sí, me imaginé. ¿Tiene pensado hacer una conferencia en algún otro país en estos meses?
Geleoni: Me voy a lo de Dora….
Passttarricchia: Excelente lugar. Casualmente yo estaré la semana entrante por allá cubriendo unas notas sobre ciencia en la vida animal. Si necesita algo, me avisa.
Geleoni: ….dale de comer a pompita. Y apagá el calefón.
Passttarricchia: jajajaj Lo haré. Es usted muy simpático.
Geleoni: Chau. Compré un camisolín nuevo. Cuando vuelva….mmmmmm
Passttarricchia: ¡Encantado!