miércoles, 27 de agosto de 2014

Biografía sobrecalificada de Juan Pérez González García

Juan Pérez González García ha sido un gran, aunque poco reconocido, erudito de la Argentina. Oriundo del barrio porteño de Boedo, nació un 15 de febrero de 1955 en el seno de una familia ítalo-española-portuguesa de clase media. Sin transitar por el jardín de infantes ni por el preescolar, realizó la escuela primaria en tan solo cuatro años. La secundaria, en cambio, la hizo en uno. En la Universidad cursó las carreras de medicina, derecho, veterinaria, artes combinadas, odontología, paleontología, sociología, antropología y periodismo deportivo; alcanzando un promedio de 10 en todas las carreras, menos en la última que obtuvo un 10,50. Aunque se estima que este último fue producto de un error de tipeo. Se destacó en áreas como la música, la gimnasia, la cocina y la jardinería. Fue profesor emérito de prestigiosas Casas de Estudio como La Soborna, Harvard, Yale, The London School of Economics y la Universidad de Quilmes. Realizó cuatro posgrados y obtuvo un doctorado Honoris Causa en Filosofía del Derecho Japonés. Estudió todos los idiomas, incluyendo a las lenguas muertas. Tuvo seis preciosas hijas llamadas María Paula, María Laura, María Ana, Paula María, Laura María y Ana María. Fue un gran hijo, un excelente nieto, un adorado compañero y una maravillosa esposa. Escribió cuatro novelas policiales, dos poemarios y tres ensayos sobre Epistemología alemana. Fue karateca, ninja y jedi. Defendió con hidalguía cual causa noble se le cruzara por su camino. Hizo la carrera monacal pero rechazaron su postulación como Papa por ser mujer. Se destacó en áreas como la informática y marcó un hito en la creación de una de las mejores y más concurridas redes sociales de toda la historia. Superó a Facebook y Twitter en menos de tres días. Creó un sistema de mensajería revolucionario para enviar textos con tan sólo un carácter. Inventó el teléfono superdotado y el monitor con pantalla telepática. Juana Pérez González García murió a sus 35 años dejando un legado maravilloso y una obra sabia. Aunque inabordable.