1. Tus ganas de ponerle onda a todo. En especial
cuando me toca limpiar.
2. Tu obsesión por no herir susceptibilidades. Salvo
las mías.
3. Tu manera de llamar locura a lo que simplemente es
idiotez.
4. Tu enojo porque uso la palabra “zoompleaños”.
5. Tu zoompleaños.
6. Tu modo de decir “personas viviendo con covid”. Ni
siquiera sabes distinguir los virus.
7. Tu descubrimiento de la lavandina.
8. Tu descubrimiento de la lavandina únicamente en mis
manos.
9. Tus ganas de cojer siempre en cuatro.
10. Tu uso de
la expresión “hay equipo” cada vez que a mi me toca lavar el inodoro y a vos hacer
la cama.
11. Tus mensajes subliminales, que son cada vez más
obvios y menos inconscientes.
12. Tu inconsciente.
13. Tu rechazo hacia la vida al aire libre, salvo cuando
querés cojer en la terraza. Y en cuatro.
14. Tu modo de hablar en difícil para que nadie te
entienda.
15. Tu modo de hablar en fácil para que todos te
entendamos.
16. Tu modo de hablar.
17. Tu feminismo de la sexta ola.
18. Tu gusto sofisticado que cada vez tiene menos
gusto.
19. Tu ímpetu por cancelar a todos los malos.
20. Tu selecta forma de cancelar a los buenos.
21. Tu ridícula manera para decidir qué película mirar.
No, nadie las elige por la fotografía. Ni los que hacen la fotografía.
22. Tu decisión de vivir conmigo solo porque comparto
gastos, cocino más y acepto cojer en cuatro.
23. Tus enmudecidas noches.
24. Tus vergborrágicas mañanas.
25. Tus tardes sin puntos medios.
26. Tu insistencia por decir que Fogwill fue a la “Universidad
de la calle”. No, de hecho, estudió en la UBA, se graduó en la UBA y fue
profesor de la UBA; que, para tu información, queda bastante lejos de la calle.
27. Tu humor inglés que combina bastante mal con mi
risa fácil.
28. Tu “yo no miro nada en Netflix”.
29. Tus ganas de cojer cada vez que quiero ver algo en
Netflix. Sí, y como siempre.
30. Tu fascinación por los podscast. Y de todo tipo. Hasta
los inaudibles.
31. Tu colección de stickers de WhatsApp. No, no es gracioso
que siempre mandes el de Hitler con corazón.
32. Tu seducción para convencerme de hacer lo que te
gusta.
33. Tu seducción para convencerme de no hacer lo que
me gusta.
34. Tu épica que le imprimís a tu militancia política,
que duró menos que mi lectura del Ulises de Joyce.
35. Tu enojo porque la gente no tiene sentido del
humor en los grupos de chat. Sentido del humor tienen, pero siempre mandas el Hitler
con corazón.
36. Tus ganas de hacer yoga cada vez que yo quiero
hacer zumba.
37. Tu manera canchera de pasar la mopa. Y mal, por
cierto.
38. Tu amor por la lluvia, el frío y la bruma.
39. Tu devoción por las causas nobles, que nunca queda
del todo claro cuáles son.
40. Tu anécdota sobre tu encuentro con la muerte. Te
desmayaste en un pogo. Y duró menos que tu militancia política.
41. Tu extraña y particular destreza de saber cuándo y
cómo poder hacerme reír.