viernes, 2 de noviembre de 2012

Esto es el colmo del síndrome


Aunque la noche la había encontrado quebrada, finalmente pudo salir. No recuerda bien qué pasó, ni cómo logró escapar. Sólo supo que alguien (vaya a saber quién) la retuvo muchos días (vaya a saber cuántos) en ese lugar (vaya a saber dónde). Amaneció en un hospital (vaya a saber cuál) donde la interrogaron dos policías (vaya a saber cómo).

Sargento: ¿Recuerda qué pasó, señorita?
Ella: No recuerdo nada.
Sargento: ¿Puede ser que la hayan secuestrado?
Ella: No recuerdo nada.  

(Sargento a Cabo, en voz baja): Sí, esta piba estuvo secuestrada. Tiene todas las marcas. Ahora está en su fase de negación. Tenemos que averiguar si no la ultrajaron y esas cosas, por si está ….bueno, vos me entendés, ¿no? …. el bombo, y eso.  

(Ella a Sargento)

Ella: Recuerdo algo.
Cabo: ¿Qué?

(Sargento a Cabo): Se dirigió a mí.
(Cabo a Sargento): Disculpe.

Sargento: Prosiga, señorita….¿qué recuerda?
Ella: Lo recuerdo a él.

Sí, “él”, el sujeto (vaya a saber quién) que la sustrajo de su hogar para retenerla (vaya a saber dónde), tantos días (vaya a saber cuántos), en una calle de Buenos Aires…

Sargento: Vaya a saber, cabo…
Cabo: ¿Qué cosa, sargento?
Sargento: Que algo le pasa a la piba. ¿No se da cuenta?
Ella: ¿Qué me pasa? – pregunta, alarmada.
Sargento: Señorita, me temo que usted se está transformando. ¿Cómo siente sus piernas?
Ella: Montañosas….¿Eh?
Sargento: Dígame, ¿cómo le tira la guerra?
Ella: No me gusta. Soy neutral…..Ay, ¡pero qué me pasa!
Sargento: ¿Y si le digo ABBA?
Ella: Son nuestros….¡Mierda!
Sargento: ¿La política?
Ella: Kommunfullmäktige…..¿Estoy loca?
Sargento: No, señorita. No está loca. Usted atraviesa un síndrome muy recurrente en las personas que fueron secuestradas. Usted se transformó en Suecia, señorita.
Ella: ¿Cómo que en sueca?
Sargento: No me entendió. En sueca, no. En Suecia. Véase al espejo. ¿Ve?
Ella: Ja
Cabo: No se ría. No es joda.
Ella: No me río. ¡Dije sí!
Sargento: Es un país, señorita.
Ella: ¿CÓMO UN PAÍS? NEJ….
Cabo: Mire, señorita que Suecia es un país maravilloso, eh. Con una política exterior admirable. Un país prolijito, impecable. ¿Puede creer que ahí no roban? Dejan la puerta abierta y no pasa nada. Y con el tema de los relojes y los chocolates…
Sargento: Esa es Suiza, pelotudo.
Cabo: ¿Cómo se llama, señorita?
Ella: Jag heter
Cabo: No. Disculpe. Sus inclinaciones sexuales no me interesan….
Sargento: Cabo….Es SUECIA.
Cabo: Y es una Suecia pura, eh. Se ve que le pegó fuerte el metejón.
Ella: Skit tusan….
Cabo: No, señorita. Acá no la salva ningún mentalista. Pero, no se preocupe que esto tiene solución…
Ella: ¡Tack! ….
Cabo: ¿Tic? Noooo, pastillitas no. Estoy en actividad.
Sargento: “Gracias”, Cabo….la piba le dijo “gracias”. Vamos a hacer una cosa, señorita. En este hospital hay un pequeño grupo de mujeres que han pasado por lo mismo. Lo mejor es que usted esté ahí, ya que va a estar más contenida. Es una especie de ONU, pero de autoayuda y, claro, con la diferencia de que son todas Suecia; usted me entiende ¿no? Esto con el tiempo pasa….a ver, hasta que se le vaya el enamoramiento, el enganche, la identificación o como quiera llamarlo. Así que usted quédese acá con el Cabo que yo voy a hablar con la psicóloga para que la trasladen.

El Sargento se retiró de la habitación. El Cabo miró con ternura a la joven y le dijo:

Cabo: Señorita, no se preocupe. Tenga confianza y fe.

Ella lo miró dubitativa. Taciturna. Como queriendo expresar con sus ojos la gran pregunta: si esto realmente iba a terminar. Si lo iba poder olvidar. Y el Cabo, pareció entenderla.

Cabo: Sí, esto pasa. Lo va a poder olvidar. Porque siempre, créame señorita, siempre, nos terminan olvidando.

Y la joven comenzó a llorar. Luego de mucho tiempo, en Suecia, finalmente aparecía la lluvia.

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