lunes, 19 de octubre de 2020

41 cosas que me hartaron de vos... en cuarentena

 

1. Tus ganas de ponerle onda a todo. En especial cuando me toca limpiar.

2. Tu obsesión por no herir susceptibilidades. Salvo las mías.

3. Tu manera de llamar locura a lo que simplemente es idiotez.

4. Tu enojo porque uso la palabra “zoompleaños”.

5. Tu zoompleaños.

6. Tu modo de decir “personas viviendo con covid”. Ni siquiera sabes distinguir los virus.

7. Tu descubrimiento de la lavandina.

8. Tu descubrimiento de la lavandina únicamente en mis manos.

9. Tus ganas de cojer siempre en cuatro.

10.  Tu uso de la expresión “hay equipo” cada vez que a mi me toca lavar el inodoro y a vos hacer la cama.

11. Tus mensajes subliminales, que son cada vez más obvios y menos inconscientes.

12. Tu inconsciente.

13. Tu rechazo hacia la vida al aire libre, salvo cuando querés cojer en la terraza. Y en cuatro.

14. Tu modo de hablar en difícil para que nadie te entienda.

15. Tu modo de hablar en fácil para que todos te entendamos.

16. Tu modo de hablar.

17. Tu feminismo de la sexta ola.

18. Tu gusto sofisticado que cada vez tiene menos gusto.

19. Tu ímpetu por cancelar a todos los malos.

20. Tu selecta forma de cancelar a los buenos.

21. Tu ridícula manera para decidir qué película mirar. No, nadie las elige por la fotografía. Ni los que hacen la fotografía.

22. Tu decisión de vivir conmigo solo porque comparto gastos, cocino más y acepto cojer en cuatro.

23. Tus enmudecidas noches.

24. Tus vergborrágicas mañanas.

25. Tus tardes sin puntos medios.

26. Tu insistencia por decir que Fogwill fue a la “Universidad de la calle”. No, de hecho, estudió en la UBA, se graduó en la UBA y fue profesor de la UBA; que, para tu información, queda bastante lejos de la calle.

27. Tu humor inglés que combina bastante mal con mi risa fácil.

28. Tu “yo no miro nada en Netflix”.

29. Tus ganas de cojer cada vez que quiero ver algo en Netflix. Sí, y como siempre.

30. Tu fascinación por los podscast. Y de todo tipo. Hasta los inaudibles.

31. Tu colección de stickers de WhatsApp. No, no es gracioso que siempre mandes el de Hitler con corazón.

32. Tu seducción para convencerme de hacer lo que te gusta.

33. Tu seducción para convencerme de no hacer lo que me gusta.

34. Tu épica que le imprimís a tu militancia política, que duró menos que mi lectura del Ulises de Joyce.

35. Tu enojo porque la gente no tiene sentido del humor en los grupos de chat. Sentido del humor tienen, pero siempre mandas el Hitler con corazón.

36. Tus ganas de hacer yoga cada vez que yo quiero hacer zumba.

37. Tu manera canchera de pasar la mopa. Y mal, por cierto.

38. Tu amor por la lluvia, el frío y la bruma.

39. Tu devoción por las causas nobles, que nunca queda del todo claro cuáles son.

40. Tu anécdota sobre tu encuentro con la muerte. Te desmayaste en un pogo. Y duró menos que tu militancia política.

41. Tu extraña y particular destreza de saber cuándo y cómo poder hacerme reír.

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